lunes, 13 de julio de 2015

PICO ANETO, 20 AÑOS DESPUÉS.

20 AÑOS DE ACTIVIDAD EN LA MONTAÑA.


La cara sur del Aneto (junio de 2015).


14 de julio de 1995. Estamos acampados en las praderas de los Baños de Benasque, por aquel entonces se podía hacer esto. Mi padre se le ha metido en la cabeza la idea de subir al Aneto y lo vamos a intentar al día siguiente. Nuestra experiencia en la alta montaña es prácticamente nula, no sabemos dónde nos metemos pero estamos ilusionados. Previamente hemos parado en Benasque para alquilar crampones, si no recuerdo mal en la Casa de los Guías, no los hemos usado nunca pero nos han dicho que son necesarios para progresar por el glaciar. Que si la Besurta, la Renclusa, el Portillón Superior, el glaciar, el Collado de Coronas, que si el Paso de Mahoma, son etapas y nombres que resuenan en nuestra cabeza pero seguimos sin saber dónde nos metemos.



Con mi padre en el glaciar del Aneto (julio de 1995).



Al día siguiente, el 15 de julio de 1995, empieza nuestra aventura a las 05:30 de la mañana. Hemos aparcado el coche en la Besurta, entonces también se podía.......y salimos en procesión junto con otros muchos montañeros guiados por la luz de nuestras linternas.
El material que llevaba aquel día merece un comentario, bueno no, unos cuántos comentarios. En mis pies unas pesadas botas de cuero, de esas a las que había que echar grasa de caballo, compradas en el rastro de Zaragoza, por cierto, un pie era medio número más pequeño que otro. Como habíamos oido que íbamos a pisar mucha nieve y por aquel entonces éramos esquiadores de pista, llevábamos unos calcetines  de marca "Boomerang", de esos que se vendían en el Corte Inglés para esquiar, que llegaban hasta la rodilla, daban mucho calor y por supuesto no transpiraban nada. Botas de cuero y calcetines gordos de esquiar garantizaban el llegar al coche de vuelta con ampollas, más bien cráteres, en los pies.
Las linternas eran un caso aparte. En la mano y no en la cabeza, de esas rectángulares de las que se usaban en los talleres y la pila de petaca, la más pesada posible. 
La mochila era una "Serval" comprada en el año 89 en Deportes Copy como regalo de comunión para ir de campamentos, entonces a los crios nos regalaban esas cosas en nuestra primera comunión. Aún guardo esa mochila como oro en paño.............
Al principio salimos en pantalón corto, pero como hacía frio llevaba las medias de esquiar subidas hasta las rodillas. Por si acaso, un pantalón largo en la mochila que por supuesto no era de montaña, sino la parte de abajo de un chandal de tactel que aún flipo cómo podíamos llevar por aquel entonces ese tejido, y no me refiero sólo a la montaña.
Las gafas las de esquiar, el bastón el de esquiar también (nada de telescópicos como ahora), cacao de los que te dejaban los morros blancos y crema de sol de factor bajo que nos garantizó bajar con la cara y los brazos quemados.
Y como colofón, un jersey de forro polar, por aquel entonces ese tejido acababa de salir al mercado, pero nosotros aún no disponíamos de ropa técnica, cómo podéis ver todo lo que llevábamos era material de fortuna.





Frente a la Cresta del Medio en el glaciar del Aneto (julio de 1995).



No teníamos ni idea de cómo se iba, ilusos de nosotros pensábamos que habría una senda que llevaría a la cima pero en los bloques de granito no se forman sendas. Tampoco  era complicado adivinar la ruta, bastaba con seguir a la marabunta de la fila de montañeros que también iba ese día al Aneto. En eso, creo que no ha cambiado nada la ruta.
Antes de llegar al Portillón Superior los neveros estaban muy duros y tuvimos que calzar los camprones, era la primera vez que me ponía estas herramientas. De correas por supuesto, eran los únicos que alquilaban  en Benasque; desde entonces no me he vuelto a poner crampones de correas.
Al pasar el Portillón Superior la primera imágen del Aneto con el glaciar de por medio. La gente se pone polainas, nosotros es la primera vez que las vemos, a la ida la nieve estaba dura pero a la bajada era granizado, asi que a bajar con los pies chipiados, con los calcetines de esquiar que daban un calor de la ostia y las botas que nos transpiraban nada.........menudo crater en los pies.
Chino, chano llegamos al Collado de Coronas, la pendiente se acentuaba y otra vez a ponerse los crampones. Me cuesta dar un paso adelante, estoy experimentando por primera vez la extraña sensanción de tener que ir muy despacio por el esfuerzo y la altura.......y la verdad, me gusta esa sensación.
Por fin llegamos a la antecima del Aneto pero aún queda por superar el PASO DE MAHOMA. Vaya nombre que le han puesto. La cresta del Paso de Mahoma, masificada de gente ya por aquel entonces, me pone a prueba, paso mucho miedo, sobretodo a la vuelta ya que a la ida todavía no sabía lo que me iba a encontrar.


Pasando mucho miedo en el Paso de Mahoma (julio de 1995).



El 15 de julio de 1995, un crio de 15 años sin apenas experiencia en la alta montaña pisaba por primera vez  la cima del Aneto. Era mi primer tresmil y mi bautizo oficial como montañero. La sensación de tener todos los Pirineos bajo mis pies me marcó de por vida, fue el orígen de toda esta afición que a veces sí y a veces también es mucho mayor que una droga. 
Miraba a mi alrededor y veía un montón de montañas, crestas, paredes,agujas y valles. En aquel momento no sabía identificarlas, lo que no sabía ese día es que todo esto que me roedaba iba a ser el escenario en el que iba a dedicar la mayor parte de mi tiempo libre durante los siguientes 20 años.
Quería saber el nombre de todas esas montañas pero sobretodo, quería ser montañero para tener la oportunidad de poder subirlas.

Cima del Aneto (15 de julio de 1995), aquí empezó todo. Fijaros en el material que llevábamos.



El descenso fue agónico, sobretodo del Portillón Superior a Renclusa. Llegué al coche fulminado, con la cara quemada y ampollas gigantescas en los pies. Cuando llegamos al Plan de los Baños de Benasque, me tumbé en la tienda mientras mi padre bajaba a Benasque a devolver los crampones. Estaba tan cansado que me quedé dormido y no amanecí hasta el día siguiente.  
Había sido un día muy duro, pero había merecido la pena.


El Aragüells y los Lagos de Coronas todavía helados (junio de 2015).



20 de junio de 2015. Salimos de trabajar por la tarde y nos plantamos al anocher en el Refugio de Vallibierna, a los pies de la cara sur del Aneto. 20 años después, mi padre y yo vamos a recordar aquella ascensión de julio de 1995, aunque esta vez vamos a subir al techo de los Pirineos por la cara sur.
Esta vez hace mucho más frio y, aunque vamos por la vertiente sur, hay mucha más nieve. Esta vez llevamos el material adecuado, botas de alpinismo, polainas, crampones semiautomáticos, parkas de gore tex y piolet.  
Conforme va amaneciendo y vamos ganando altura, miro a mi alrededor y soy capaz de identificar todas las montañas, entre otras cosas por que las he ido subiendo casi todas a lo largo de todos estos años. Esa Cresta de Llosas que hice con el Chacho en un día de viento infernal, esa Canel Estasen en la que guié a un grupo de Montañeros de Aragón, ese Aragüels invernal que subí con mi padre en el 2004..........
Al otro lado del Collado de Coronas se acaba la tranquiladad de la vía y me encuentro con la marabunta de montañeros que suben por Renclusa. Esta vez las rampas del Collado de Coronas no se suponen tanto esfuerzo.


La Canal Estasen vista desde el Collado de Coronas (junio de 2015).


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En el Paso de Mahoma el mismo atasco de gente que en el año 95. La cresta sigue siendo la misma pero yo no, en todos estos años he cabalgado por las principales crestas y aristas de los Pirineos y ahora ya no me supone ningún reto. En el 95 me ayudaban a mi mientras pasaba mucho miedo, en el 2015 soy yo el que ayudo a otras personas mientras observo sus caras de miedo.


20 años después otra vez en cima del Aneto.



El 21 de junio de 2015,  nada más y nada menos que 20 años después, vuelvo a pisar la cima del Aneto. He dejado de ser ese niño de 15 años y ahora pinto canas. El escenario virgen que hace 20 años se mostraba a mi alrededor ha sido mi campo de juego durante todos estos años, ahora reconozco todas las cimas, aristas y valles que me rodean, es la cuarta vez que piso el techo de los Pirineos, tengo unas 230 ascensiones a cimas de tresmilmetros y he subido a casi todos los tresmiles de los Pirineos.


Grandes atascos en el Paso de Mahoma, esto no ha cambiado 20 años después.



Para mi fue un momento muy emocionante, casi tanto como lo fue hace 20 años. Faltó una cosa para que fuera perfecto y es que no me pudo acompañar mi padre en la cima, tuvo problemas físicos y se tuvo que dar la vuelta. Espero que me pueda acompañar de nuevo próximamente.



El Pico Coronas y el glaciar del Aneto. ¿Todavía existirá cuando venga dentro de 20 años?.



En todos estos años las montañas me han enseñado muchas cosas. Esfuerzo, sacrificio, éxitos, fracasos, frio, calor, miedo y estrés, pero también osadía y ganas de superarnos, cumbres, vías, en invierno, en verano, con buen tiempo, con malo, andando, escalando, con esquís (sí con esquís, hace años esquiaba), corriendo, por arriba, por debajo.........he intentado practicar casi todas sus modalidades con toda la ilusión que tenía y también con la mayor humildad posible. Aprendices de todo, maestros de nada, estos 20 años en el monte me dan la categoria de "montañero veterano" pero también me sirven para darme cuenta que en esta vida se está continuamente aprendiendo. 
No me quiero olvidad también de todos los que me habéis acompañado en estos años. La montaña me ha dado muchos amigos, aunque también he perdido alguno, sin duda alguna esto ha sido lo mejor de todos estos 20 años.
Espero que los siguientes 20 años la salud me respete y me permita seguir con esta afición que tanto me ha dado.Y es que se trata sólo de esto, de disfrutar de la vida rodeado de los tuyos y haciendo lo que más te gusta.
En el 2035 tengo una nueva cita con la cima del Aneto!!!!!!.



3 comentarios:

Luis Mata dijo...

Enhorabuena por esos 20 años de tantas montañas y de disfrutar de la naturaleza como lo haces. A ver si la próxima puedes subir con tu primer compañero de tresmiles que eso todavía será más emotivo si cabe!!

Un saludo
Luis

carmar dijo...

Emoción es lo que me ha transmitido tu entrada. Sentimiento que me ha hecho rememorar mis comienzos y vivencias, muy similares aunque algo más longevas. Cosas de la edad. Diferentes años, mismas sensaciones. Esto es lo que la montaña da a los que la aman y la sienten. Entrañable la figura de tu padre que te puso en un entorno en el que después te has desarrollado y que, si como dices, la salud respeta, se sigue de por vida. Así pues, un fuerte abrazo y mucha Salud y Montaña, amigo Rubén.

RUBEN dijo...

-Luis, Carmar, vosotros también sois montañeros veteranos que lleváis en el monte tantos o más años que yo, y que entendéis la montaña con la mísma filosofía que la mía. Gracias a los dos por los comentarios y que siga habiendo muchos años de actividad y montaña.
Salud(os)